fulltdi
02/08/2006, 22:22
Artesanía del siglo XXI
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No es un descapotable cualquiera. Por tamaño, elegancia, exquisitez de los materiales e impecable terminación, es un símbolo de lujo y exclusividad, del que sólo 200 nuevos usuarios disfrutarán cada año.
Desde 2002, los incondicionales de la marca suspiraban por un sustituto del Azure. Así, cuando en enero del pasado año se mostraba el prototipo Arnage Drophead Coupé en el Salón de Los Ángeles, la acogida fue tal que en menos de un año se producían las primeras unidades.
Rebautizado como Azure, el nuevo modelo comparte la plataforma y también la parte delantera de la carrocería con el Arnage, con la única salvedad de que el parabrisas está más inclinado en el descapotable. Además, a éste se le añaden unos refuerzos transversales de fibra de carbono por debajo del chasis.
Otro de los elementos que el cabrio hereda de su hermano es el sistema de suspensión electrohidráulica adaptativa, con unas leyes de amortiguación a mitad de camino entre la versión R y la más deportiva T del Arnage, un sistema que es responsable de la estabilidad y confort del coche.
La estatuilla del capó, opcional, dispone de un sistema mecánico que la ‘esconde’ al ser golpeada.
Pero, al margen de otros elementos mecánicos, el tradicional techo de lona, con el diseño tan personal que confiere al coche, es una de las joyas del Azure. La capota se compone de siete piezas, cuando lo habitual son cinco, para que no queden pliegues al colocarla. Interiormente está revestida con un agradable tejido Alcántara y, como curiosidad infrecuente, incorpora una luz en la zona de atrás. Su aislamiento térmico y acústico es impecable.
Las proporciones exteriores del vehículo hacen imaginar un interior muy grande y, sin embargo, hay matices que hacer a esto. Las dos plazas traseras son confortables y correctas (no amplias) en espacio, lo que ocurre es que la persona que se siente detrás del conductor estará penalizada a poco que éste mida 1,80 m, porque el volante no es regulable en profundidad y la columna de dirección abulta excesivamente, obligando a colocar el asiento en una posición retrasada.
Este detalle técnico es un indicio de que en Bentley Motors han querido aprovechar al máximo los recursos con los que ya contaban, sin desarrollar ni adaptar componentes más modernos. Así, el Azure utiliza una caja de cambios automática de sólo cuatro marchas, que proviene de los años 70, con lo que eso implica de lentitud de respuesta y agilidad limitada.
También en el motor encontramos un modo de funcionamiento muy a la americana, con energía suficiente desde bajas vueltas, pero que sube sólo hasta las 4.500 revoluciones. Se trata de un V8 biturbo de nada menos que 6,75 litros de cilindrada y 450 caballos que mueve con bastante soltura a un gigante de casi 3.000 kilos.
Junto con la capota, el acabado interior es la otra estrella de este Bentley. Maderas nobles, el mejor cuero, relucientes cromados y un diseño al tiempo clásico y elegante conforman una atmósfera de gran lujo donde todo está rematado con esmero. Cualquier punto en que fijemos la vista nos descubrirá un detalle especial.
Más que un coche.
El cambio automático de cuatro mar-chas es un diseño de GM de los años 70... Un anacronismo que ‘chirría’.
Para Ulrich Eichhorn, miembro del consejo de dirección de Bentley Motors y responsable del área de ingeniería, las tres premisas básicas que tienen que cumplir los vehículos de la marca son potencia, refinamiento y artesanía.
La firma británica es un caso especial en el sector del automóvil. En 2005, vendieron 8.500 unidades, una cifra coherente con sus expectativas que, además, permite dar un trato muy especial y exclusivo a los clientes. La filosofía de vender por debajo de la demanda real hace de estos coches un objeto de deseo y proporciona un orgullo legítimo a los 4.000 empleados de la compañía, muchos de los cuales heredan casi el puesto de trabajo.
En la fábrica de Crewe hay familias en la cuarta generación, especialmente en la zona de tapicerías, uno de los departamentos estrella, donde un empleado que entró con 14 años cumple estos días medio siglo de servicio.
Un Azure tarda 650 horas en fabricarse, 30 veces más que cualquier turismo, pero es que la personalización para cada propietario y el modo artesanal con que se miman los detalles también quedan lejos de los demás. A cambio, hay que pagar un precio; en este caso, 360.000 euros.
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Fuente:elmundomotor. (http://www.elmundo.es/elmundomotor/2006/07/28/coches/1154072746.html)
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No es un descapotable cualquiera. Por tamaño, elegancia, exquisitez de los materiales e impecable terminación, es un símbolo de lujo y exclusividad, del que sólo 200 nuevos usuarios disfrutarán cada año.
Desde 2002, los incondicionales de la marca suspiraban por un sustituto del Azure. Así, cuando en enero del pasado año se mostraba el prototipo Arnage Drophead Coupé en el Salón de Los Ángeles, la acogida fue tal que en menos de un año se producían las primeras unidades.
Rebautizado como Azure, el nuevo modelo comparte la plataforma y también la parte delantera de la carrocería con el Arnage, con la única salvedad de que el parabrisas está más inclinado en el descapotable. Además, a éste se le añaden unos refuerzos transversales de fibra de carbono por debajo del chasis.
Otro de los elementos que el cabrio hereda de su hermano es el sistema de suspensión electrohidráulica adaptativa, con unas leyes de amortiguación a mitad de camino entre la versión R y la más deportiva T del Arnage, un sistema que es responsable de la estabilidad y confort del coche.
La estatuilla del capó, opcional, dispone de un sistema mecánico que la ‘esconde’ al ser golpeada.
Pero, al margen de otros elementos mecánicos, el tradicional techo de lona, con el diseño tan personal que confiere al coche, es una de las joyas del Azure. La capota se compone de siete piezas, cuando lo habitual son cinco, para que no queden pliegues al colocarla. Interiormente está revestida con un agradable tejido Alcántara y, como curiosidad infrecuente, incorpora una luz en la zona de atrás. Su aislamiento térmico y acústico es impecable.
Las proporciones exteriores del vehículo hacen imaginar un interior muy grande y, sin embargo, hay matices que hacer a esto. Las dos plazas traseras son confortables y correctas (no amplias) en espacio, lo que ocurre es que la persona que se siente detrás del conductor estará penalizada a poco que éste mida 1,80 m, porque el volante no es regulable en profundidad y la columna de dirección abulta excesivamente, obligando a colocar el asiento en una posición retrasada.
Este detalle técnico es un indicio de que en Bentley Motors han querido aprovechar al máximo los recursos con los que ya contaban, sin desarrollar ni adaptar componentes más modernos. Así, el Azure utiliza una caja de cambios automática de sólo cuatro marchas, que proviene de los años 70, con lo que eso implica de lentitud de respuesta y agilidad limitada.
También en el motor encontramos un modo de funcionamiento muy a la americana, con energía suficiente desde bajas vueltas, pero que sube sólo hasta las 4.500 revoluciones. Se trata de un V8 biturbo de nada menos que 6,75 litros de cilindrada y 450 caballos que mueve con bastante soltura a un gigante de casi 3.000 kilos.
Junto con la capota, el acabado interior es la otra estrella de este Bentley. Maderas nobles, el mejor cuero, relucientes cromados y un diseño al tiempo clásico y elegante conforman una atmósfera de gran lujo donde todo está rematado con esmero. Cualquier punto en que fijemos la vista nos descubrirá un detalle especial.
Más que un coche.
El cambio automático de cuatro mar-chas es un diseño de GM de los años 70... Un anacronismo que ‘chirría’.
Para Ulrich Eichhorn, miembro del consejo de dirección de Bentley Motors y responsable del área de ingeniería, las tres premisas básicas que tienen que cumplir los vehículos de la marca son potencia, refinamiento y artesanía.
La firma británica es un caso especial en el sector del automóvil. En 2005, vendieron 8.500 unidades, una cifra coherente con sus expectativas que, además, permite dar un trato muy especial y exclusivo a los clientes. La filosofía de vender por debajo de la demanda real hace de estos coches un objeto de deseo y proporciona un orgullo legítimo a los 4.000 empleados de la compañía, muchos de los cuales heredan casi el puesto de trabajo.
En la fábrica de Crewe hay familias en la cuarta generación, especialmente en la zona de tapicerías, uno de los departamentos estrella, donde un empleado que entró con 14 años cumple estos días medio siglo de servicio.
Un Azure tarda 650 horas en fabricarse, 30 veces más que cualquier turismo, pero es que la personalización para cada propietario y el modo artesanal con que se miman los detalles también quedan lejos de los demás. A cambio, hay que pagar un precio; en este caso, 360.000 euros.
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Fuente:elmundomotor. (http://www.elmundo.es/elmundomotor/2006/07/28/coches/1154072746.html)