Xingular
20/01/2006, 13:06
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Seat presenta estos días en Estepona, Málaga, su última propuesta, el Altea FR. Si el Altea ya era uno de los monovolúmenes más deportivos del mercado, ahora, con un chasis retocado, un motor turbodiésel de 170 CV y un equipamiento específico, se puede hablar casi de un monovolumen apto para la competición.
En pocas presentaciones de coches hemos visto un juicio tan unánime entre los periodistas especializados: el Altea FR es muy deportivo, incluso, demasiado deportivo. Probadores de toda Europa hemos coincidido con Seat en señalar que no hay otro coche así en el segmento: monovolumen, compacto, cinco plazas, turbodiésel, 170 CV y un chasis tan deportivo, tan firme, tan capaz que haría palidecer de envidia a más de un compacto de moda.
Y es que esa es, exactamente, la fórmula que busca Seat para la última evolución de su Altea. Quiere un monovolumen deportivo de verdad, sin medias tintas, con un motor que empuje, un chasis a la altura de esos 170 CV y una apariencia netamente “racing”.
Confianza en la empresa
Los responsables de Seat no ocultan su preocupación ante la complicada situación que atraviesa la compañía. En Estepona, sus portavoces recordaron que Martin Winkertorn, presidente del consejo de administración, acaba de asegurar en Alemania que la firma española no se vende y que, además, es un activo importante para el grupo Volkswagen. Eso sí, Winkertorn ha sugerido a Seat que tiene que pensar en motores más pequeños para competir, algo que no parece encajar muy bien con la filosofía deportiva de la empresa española.
A simple vista, puede parecer un producto difícilmente vendible, pues cualquiera pensaría que el comprador de un monovolumen Diesel no quiere unas suspensiones tan firmes, pero en la casa catalana están convencidos de que esto es lo que su público quiere. Y están tan convencidos que apuestan por lograr unas ventas del Altea FR que supongan una buena parte de las ventas de la gama. Experiencia no les falta, pues ya el León FR representó un 25 por ciento de lo mucho que vendió el León en 2005.
Lo cierto es que en Seat saben bien lo que hacen: su público es, con diferencia, el más joven del segmento de los monovolúmenes compactos, con un espíritu mucho más juvenil que el de los compradores de coches como el Focus C-Max, el Golf Plus o el Corolla Verso. De hecho, en todo el segmento, el único monovolumen con una potencia similar es el Corolla, que tiene 177 CV, pero, aunque ofrece siete plazas, no puede rivalizar con el comportamiento dinámico de este nuevo Altea: sus suspensiones se orientan al confort, no a la deportividad.
Así, Seat dirige este FR a esos compradores que, obligados a buscar un coche amplio, un monovolumen, se niegan a perder el tacto y las impresiones que sólo aportan los compactos más rabiosos. Es cierto que la familia viajará un poco más incómoda… pero hay peajes que muchos amantes de la conducción no pagan con tanta facilidad.
Con este planteamiento, y obligada “por contrato” a ser la marca más deportiva del grupo Volkswagen, Seat propone un coche que, por dinamismo, nos ha puesto de acuerdo: es incluso demasiado deportivo.
El Altea FR, fabricado en Barcelona, se pondrá a la venta a finales de marzo con un precio de 25.835 euros. Posteriormente, la gama se ampliará con una mecánica de gasolina de “más de 170 CV”, según dicen en la marca (las sospechas apuntan a un entorno más probable de 200 CV). También pronto llegará la variante FR del Seat León, que, con el mismo motor y el mismo chasis que lleva este Altea, seguro que ofrece un comportamiento todavía más impresionante.
Posiblemente con ese León lleguen ya las levas en el volante, además de unos desarrollos más cortos, combinación que dará un plus de deportividad a una gama FR que ya despunta por sus cualidades “rácing”. Para más adelante, si el público lo pide, se podría introducir en la familia el cambio secuencial DSG de Volkswagen.
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Seis marchas y mucho espíritu deportivo
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Ficha Técnica (http://motor.terra.es/motor/contactos/ficha.cfm?id=MOT29106&id_version=17127)
TDI de 170 CV
Con este Altea FR, Seat estrena en su gama la variante de 170 CV del motor turbodiésel que ya es un estándar en todo el grupo Volkswagen, el 2.0. No deja de resultar sorprendente que Seat inaugure su nueva familia FR con un motor TDI, y, desde luego, no es por azar. La marca insiste en señalar que su apuesta por la deportividad es global y, por tanto, debe abarcar todas sus actividades, desde los circuitos del Campeonato del Mundo de Turismos, hasta los monovolúmes. Por eso, es simbólico que el primer FR de la nueva época de diseño de Seat sea un TDI, una verdadera declaración de principios.
Claro que no es un TDI cualquiera. Si ya el 2.0 TDI de 140 CV era muy bueno, este de 170 CV resulta impresionante. Para construirlo, los ingenieros de Volkswagen y Seat han modificado tres conceptos fundamentales. En primer lugar, han cambiado la geometría del turbocompresor para aumentar su volumen. En segundo lugar, han agrandado los conductos de admisión, labrando de forma especial el recorrido del aire, de tal manera que llegue a los cilindros en mejores condiciones. Por último, se han cambiado los inyectores electromagnéticos por otros piezoeléctricos. Estos inyectores tienen orificios de inyección más finos y, básicamente, constan de una pieza cerámica que, al recibir una descarga eléctrica, cambia su estado y abre o cierra la inyección. Al ser mucho más rápidos, permiten que se hagan hasta cinco inyecciones por ciclo, con lo que se reducen el ruido, las vibraciones y el consumo y, por supuesto, se mejora la potencia.
Por lo demás, el motor se muestra más suave que el de 140 CV, algo directamente achacable a las mejoras en la inyección. Sin embargo, no alcanza todavía el refinamiento de las máquinas TDCi o HDI. Tampoco nos ha parecido tan silenciosos como esos motores, aunque esta valoración habrá que confirmarla con más detenimiento cuando lo probemos a fondo.
Lo que sí nos ha parecido es un motor enérgico, elástico, con gran presencia en todos los tramos del cuentavueltas y capaz de hacer que el Altea FR sostenga cruceros muy elevados a simple punta de gas.
Cambio comprometido
Durante la presentación oficial del coche, surgió un acalorado debate sobre la pertinencia de los desarrollos elegidos por Seat para este coche. A determinados críticos les parece que son unos desarrollos demasiado largos para un coche de configuración tan deportiva. En nuestra opinión, es cierto que la transmisión, que es de seis relaciones y manual, tiene las marchas altas demasiado largas, especialmente la cuarta, que parece un poco en tierra de nadie. A cambio, las tres primeras son bastante cortas y mueven el coche con mucha energía. Sin embargo, es cierto que, en carreteras cómodas y autopistas, los desarrollos pueden ser muy largos y obligar a mover mucho la palanca.
En Seat han dejado claro que, efectivamente, los desarrollos no son los más cortos que podían haber montado. Aclaran que eligieron estos porque eran los que menos comprometían el consumo del coche, un valor que los compradores de un vehículo TDI siempre tienen en cuenta. Es decir, que podían haber montado un cambio más deportivo, pero eso lastraría mucho el gasto y, desde luego, arruinaría su magnífica media homologada de 6,2 litros a los 100 km.
Al margen de esa discusión, lo que no nos ha gustado es la palanca de cambios, que, a pesar de gozar de unos recorridos rápidos y precisos, lleva montado un enorme pomo de apariencia deportiva, bonita, pero tan aparatosa que obliga a colocar la mano en una posición poco natural y, en nuestra opinión, entorpece el manejo.
Chasis muy mejorado
El otro pilar que configura a los FR es el chasis. En Seat querían que su Altea FR no fuera simplemente un motor potente acoplado a un coche con “cosmética deportiva”. Querían que el chasis, y, por ende, el comportamiento, estuviesen a la altura del motor.
Para lograrlo, han tomado la elogiada plataforma del Altea normal (la misma que llevan León, Toledo, Golf, Golf Plus, Audi A3…) y le han introducido ciertas mejoras “made in Seat”.
La puesta a punto de los técnicos de Martorell resulta ejemplar. Decididos a darle libertad al coche, han aligerado el tren delantero colocando una barra estabilizadora ligeramente más gruesa, pero hueca, con lo que pesa menos. En cambio, en el trasero han añadido rigidez, con una estabilizadora maciza de mayor diámetro (21,7 mm). El cambio se nota enseguida: el coche mantiene un cierto carácter subvirador, pero, en las transferencias de masas, el eje trasero cobra un agradable protagonismo, con movimientos laterales muy sugerentes. Los amantes de la conducción deportiva se lo pasarán en grande con esta modificación.
Pero eso no es todo. La carrocería va siete milímetros más baja, merced a muelles y amortiguadores mucho más firmes. Estos tarados endurecidos hacen que la carrocería se mueva mucho menos, prácticamente erradicando los balanceos.
Frenos más contundentes (discos de 312 mm delante y de 286 mm detrás), ABS, control de estabilidad y control de tracción complementan el conjunto.
El resultado es un comportamiento dinámico de marcadísimo carácter deportivo. El Altea FR, calzado con unos generosos neumáticos 225/45 R17 y montado sobre una suspensión tan sólida, tiene un tacto seco, incluso duro. Los acostumbrados a los estándares de los monovolúmenes creerán que a este coche le pasa algo raro, pero, en cambio, los que disfrutan del volante estarán a sus anchas.
El FR se nos ha antojado mucho más ágil y atrevido que sus hermanos de gama. Gestiona mejor los apoyos, autorizando más cambios de trazada, más “perrerías” mientras muelles y amortiguadores trabajan a fondo.
Llevado al límite, reacciona subvirando y, a poco que soltemos el gas de golpe o metamos más volante de la cuenta, el eje trasero pedirá la palabra para redondear las curvas con una alegría que no se permite cualquier compacto. Y que nadie se asuste: frenos y ESP nos han parecido de primera.
En resumen, maneras de verdadero deportivo que, sin duda, acompañan perfectamente a las grandes capacidades del motor TDI.
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Imagen privada FR
Con este Altea, Seat lleva por primera vez las siglas FR (Fórmula Racing) a un modelo de su nueva etapa estética, la que inauguró, precisamente, el Altea hace dos años. Y esta decisión tiene consecuencias, pues, además de chasis y motor, los FR también tienen una imagen propia muy definida.
Exteriormente, los Altea FR destacan por sus nuevos paragolpes con toma de aire de diseño de panal de abeja ya vistos en el prototipo de este coche. En la parte trasera, este agresivo parachoques refuerza su vigorosa apariencia con la salida de escape doble y cromada.
A esto se suma la profusión de detalles deportivos, como los espejos retrovisores en color plateado, las siglas FR y, sobre todo, las asombrosas llantas de 17 pulgadas, específicas para este coche.
En el interior también se nota la vocación deportiva del coche. Un volante de tres radios, el pomo del cambio, los relojes en fondo blanco… Todo apunta a la competición. Pero lo que más destaca son los asientos, verdaderos bacquets de carreras que sujetan férreamente.
Estas butacas, desarrolladas por Seat, merecen capítulo aparte. Son asientos duros, sí, pero sujetan tan bien, envuelven tanto, la postura al volante es tan buena, que transmiten unas irrefrenables ganas de pilotar…
Es verdad que pueden llegar a ser algo duros, pero son incomodidades aceptables en un coche de este tipo. Quizá no lo sea tanto el mucho ruido aerodinámico que soporta, aumentado en esta versión por el de los enormes neumáticos.
Por último, en las plazas traseras se ha montado ya el nuevo asiento trasero de la gama, que puede desplazarse hasta 14 centímetros hacia delante. Con esta novedad, el maletero, que tiene una capacidad de 409 litros, puede alcanzar los 510. Por lo demás, todo igual.
Equipamiento cerrado
Por los 25.835 euros que cuesta, el Altea FR ofrece un equipamiento muy interesante. Además de las llantas de 17 pulgadas, el ABS, el ESP y el control de tracción, también hay ocho airbags, ayuda a la frenada de emergencia, control de crucero y sensor de iluminación.
Además, la dotación de confort dispone de climatizador dual, ordenador de viaje, volante regulable en altura y profundidad y equipo de sonido con radio, CD y mandos en el volante.
Si se quiere mejorar el equipamiento, Seat ofrece, entre otras cosas, el sistema de navegación por satélite, teléfono por Bluetooth, cargador de discos, faros bi-xenón, airbags laterales en las plazas traseras y techo practicable eléctrico.
Equipamiento (http://motor.terra.es/motor/contactos/equipamiento.cfm?id=MOT29108&id_version=17127)
Doble salida de escape cromada
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Logo FR, Formula Racing, en los relojes
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Los asientos dejan claro lo deportivos que son
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Seat presenta estos días en Estepona, Málaga, su última propuesta, el Altea FR. Si el Altea ya era uno de los monovolúmenes más deportivos del mercado, ahora, con un chasis retocado, un motor turbodiésel de 170 CV y un equipamiento específico, se puede hablar casi de un monovolumen apto para la competición.
En pocas presentaciones de coches hemos visto un juicio tan unánime entre los periodistas especializados: el Altea FR es muy deportivo, incluso, demasiado deportivo. Probadores de toda Europa hemos coincidido con Seat en señalar que no hay otro coche así en el segmento: monovolumen, compacto, cinco plazas, turbodiésel, 170 CV y un chasis tan deportivo, tan firme, tan capaz que haría palidecer de envidia a más de un compacto de moda.
Y es que esa es, exactamente, la fórmula que busca Seat para la última evolución de su Altea. Quiere un monovolumen deportivo de verdad, sin medias tintas, con un motor que empuje, un chasis a la altura de esos 170 CV y una apariencia netamente “racing”.
Confianza en la empresa
Los responsables de Seat no ocultan su preocupación ante la complicada situación que atraviesa la compañía. En Estepona, sus portavoces recordaron que Martin Winkertorn, presidente del consejo de administración, acaba de asegurar en Alemania que la firma española no se vende y que, además, es un activo importante para el grupo Volkswagen. Eso sí, Winkertorn ha sugerido a Seat que tiene que pensar en motores más pequeños para competir, algo que no parece encajar muy bien con la filosofía deportiva de la empresa española.
A simple vista, puede parecer un producto difícilmente vendible, pues cualquiera pensaría que el comprador de un monovolumen Diesel no quiere unas suspensiones tan firmes, pero en la casa catalana están convencidos de que esto es lo que su público quiere. Y están tan convencidos que apuestan por lograr unas ventas del Altea FR que supongan una buena parte de las ventas de la gama. Experiencia no les falta, pues ya el León FR representó un 25 por ciento de lo mucho que vendió el León en 2005.
Lo cierto es que en Seat saben bien lo que hacen: su público es, con diferencia, el más joven del segmento de los monovolúmenes compactos, con un espíritu mucho más juvenil que el de los compradores de coches como el Focus C-Max, el Golf Plus o el Corolla Verso. De hecho, en todo el segmento, el único monovolumen con una potencia similar es el Corolla, que tiene 177 CV, pero, aunque ofrece siete plazas, no puede rivalizar con el comportamiento dinámico de este nuevo Altea: sus suspensiones se orientan al confort, no a la deportividad.
Así, Seat dirige este FR a esos compradores que, obligados a buscar un coche amplio, un monovolumen, se niegan a perder el tacto y las impresiones que sólo aportan los compactos más rabiosos. Es cierto que la familia viajará un poco más incómoda… pero hay peajes que muchos amantes de la conducción no pagan con tanta facilidad.
Con este planteamiento, y obligada “por contrato” a ser la marca más deportiva del grupo Volkswagen, Seat propone un coche que, por dinamismo, nos ha puesto de acuerdo: es incluso demasiado deportivo.
El Altea FR, fabricado en Barcelona, se pondrá a la venta a finales de marzo con un precio de 25.835 euros. Posteriormente, la gama se ampliará con una mecánica de gasolina de “más de 170 CV”, según dicen en la marca (las sospechas apuntan a un entorno más probable de 200 CV). También pronto llegará la variante FR del Seat León, que, con el mismo motor y el mismo chasis que lleva este Altea, seguro que ofrece un comportamiento todavía más impresionante.
Posiblemente con ese León lleguen ya las levas en el volante, además de unos desarrollos más cortos, combinación que dará un plus de deportividad a una gama FR que ya despunta por sus cualidades “rácing”. Para más adelante, si el público lo pide, se podría introducir en la familia el cambio secuencial DSG de Volkswagen.
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Seis marchas y mucho espíritu deportivo
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Ficha Técnica (http://motor.terra.es/motor/contactos/ficha.cfm?id=MOT29106&id_version=17127)
TDI de 170 CV
Con este Altea FR, Seat estrena en su gama la variante de 170 CV del motor turbodiésel que ya es un estándar en todo el grupo Volkswagen, el 2.0. No deja de resultar sorprendente que Seat inaugure su nueva familia FR con un motor TDI, y, desde luego, no es por azar. La marca insiste en señalar que su apuesta por la deportividad es global y, por tanto, debe abarcar todas sus actividades, desde los circuitos del Campeonato del Mundo de Turismos, hasta los monovolúmes. Por eso, es simbólico que el primer FR de la nueva época de diseño de Seat sea un TDI, una verdadera declaración de principios.
Claro que no es un TDI cualquiera. Si ya el 2.0 TDI de 140 CV era muy bueno, este de 170 CV resulta impresionante. Para construirlo, los ingenieros de Volkswagen y Seat han modificado tres conceptos fundamentales. En primer lugar, han cambiado la geometría del turbocompresor para aumentar su volumen. En segundo lugar, han agrandado los conductos de admisión, labrando de forma especial el recorrido del aire, de tal manera que llegue a los cilindros en mejores condiciones. Por último, se han cambiado los inyectores electromagnéticos por otros piezoeléctricos. Estos inyectores tienen orificios de inyección más finos y, básicamente, constan de una pieza cerámica que, al recibir una descarga eléctrica, cambia su estado y abre o cierra la inyección. Al ser mucho más rápidos, permiten que se hagan hasta cinco inyecciones por ciclo, con lo que se reducen el ruido, las vibraciones y el consumo y, por supuesto, se mejora la potencia.
Por lo demás, el motor se muestra más suave que el de 140 CV, algo directamente achacable a las mejoras en la inyección. Sin embargo, no alcanza todavía el refinamiento de las máquinas TDCi o HDI. Tampoco nos ha parecido tan silenciosos como esos motores, aunque esta valoración habrá que confirmarla con más detenimiento cuando lo probemos a fondo.
Lo que sí nos ha parecido es un motor enérgico, elástico, con gran presencia en todos los tramos del cuentavueltas y capaz de hacer que el Altea FR sostenga cruceros muy elevados a simple punta de gas.
Cambio comprometido
Durante la presentación oficial del coche, surgió un acalorado debate sobre la pertinencia de los desarrollos elegidos por Seat para este coche. A determinados críticos les parece que son unos desarrollos demasiado largos para un coche de configuración tan deportiva. En nuestra opinión, es cierto que la transmisión, que es de seis relaciones y manual, tiene las marchas altas demasiado largas, especialmente la cuarta, que parece un poco en tierra de nadie. A cambio, las tres primeras son bastante cortas y mueven el coche con mucha energía. Sin embargo, es cierto que, en carreteras cómodas y autopistas, los desarrollos pueden ser muy largos y obligar a mover mucho la palanca.
En Seat han dejado claro que, efectivamente, los desarrollos no son los más cortos que podían haber montado. Aclaran que eligieron estos porque eran los que menos comprometían el consumo del coche, un valor que los compradores de un vehículo TDI siempre tienen en cuenta. Es decir, que podían haber montado un cambio más deportivo, pero eso lastraría mucho el gasto y, desde luego, arruinaría su magnífica media homologada de 6,2 litros a los 100 km.
Al margen de esa discusión, lo que no nos ha gustado es la palanca de cambios, que, a pesar de gozar de unos recorridos rápidos y precisos, lleva montado un enorme pomo de apariencia deportiva, bonita, pero tan aparatosa que obliga a colocar la mano en una posición poco natural y, en nuestra opinión, entorpece el manejo.
Chasis muy mejorado
El otro pilar que configura a los FR es el chasis. En Seat querían que su Altea FR no fuera simplemente un motor potente acoplado a un coche con “cosmética deportiva”. Querían que el chasis, y, por ende, el comportamiento, estuviesen a la altura del motor.
Para lograrlo, han tomado la elogiada plataforma del Altea normal (la misma que llevan León, Toledo, Golf, Golf Plus, Audi A3…) y le han introducido ciertas mejoras “made in Seat”.
La puesta a punto de los técnicos de Martorell resulta ejemplar. Decididos a darle libertad al coche, han aligerado el tren delantero colocando una barra estabilizadora ligeramente más gruesa, pero hueca, con lo que pesa menos. En cambio, en el trasero han añadido rigidez, con una estabilizadora maciza de mayor diámetro (21,7 mm). El cambio se nota enseguida: el coche mantiene un cierto carácter subvirador, pero, en las transferencias de masas, el eje trasero cobra un agradable protagonismo, con movimientos laterales muy sugerentes. Los amantes de la conducción deportiva se lo pasarán en grande con esta modificación.
Pero eso no es todo. La carrocería va siete milímetros más baja, merced a muelles y amortiguadores mucho más firmes. Estos tarados endurecidos hacen que la carrocería se mueva mucho menos, prácticamente erradicando los balanceos.
Frenos más contundentes (discos de 312 mm delante y de 286 mm detrás), ABS, control de estabilidad y control de tracción complementan el conjunto.
El resultado es un comportamiento dinámico de marcadísimo carácter deportivo. El Altea FR, calzado con unos generosos neumáticos 225/45 R17 y montado sobre una suspensión tan sólida, tiene un tacto seco, incluso duro. Los acostumbrados a los estándares de los monovolúmenes creerán que a este coche le pasa algo raro, pero, en cambio, los que disfrutan del volante estarán a sus anchas.
El FR se nos ha antojado mucho más ágil y atrevido que sus hermanos de gama. Gestiona mejor los apoyos, autorizando más cambios de trazada, más “perrerías” mientras muelles y amortiguadores trabajan a fondo.
Llevado al límite, reacciona subvirando y, a poco que soltemos el gas de golpe o metamos más volante de la cuenta, el eje trasero pedirá la palabra para redondear las curvas con una alegría que no se permite cualquier compacto. Y que nadie se asuste: frenos y ESP nos han parecido de primera.
En resumen, maneras de verdadero deportivo que, sin duda, acompañan perfectamente a las grandes capacidades del motor TDI.
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Imagen privada FR
Con este Altea, Seat lleva por primera vez las siglas FR (Fórmula Racing) a un modelo de su nueva etapa estética, la que inauguró, precisamente, el Altea hace dos años. Y esta decisión tiene consecuencias, pues, además de chasis y motor, los FR también tienen una imagen propia muy definida.
Exteriormente, los Altea FR destacan por sus nuevos paragolpes con toma de aire de diseño de panal de abeja ya vistos en el prototipo de este coche. En la parte trasera, este agresivo parachoques refuerza su vigorosa apariencia con la salida de escape doble y cromada.
A esto se suma la profusión de detalles deportivos, como los espejos retrovisores en color plateado, las siglas FR y, sobre todo, las asombrosas llantas de 17 pulgadas, específicas para este coche.
En el interior también se nota la vocación deportiva del coche. Un volante de tres radios, el pomo del cambio, los relojes en fondo blanco… Todo apunta a la competición. Pero lo que más destaca son los asientos, verdaderos bacquets de carreras que sujetan férreamente.
Estas butacas, desarrolladas por Seat, merecen capítulo aparte. Son asientos duros, sí, pero sujetan tan bien, envuelven tanto, la postura al volante es tan buena, que transmiten unas irrefrenables ganas de pilotar…
Es verdad que pueden llegar a ser algo duros, pero son incomodidades aceptables en un coche de este tipo. Quizá no lo sea tanto el mucho ruido aerodinámico que soporta, aumentado en esta versión por el de los enormes neumáticos.
Por último, en las plazas traseras se ha montado ya el nuevo asiento trasero de la gama, que puede desplazarse hasta 14 centímetros hacia delante. Con esta novedad, el maletero, que tiene una capacidad de 409 litros, puede alcanzar los 510. Por lo demás, todo igual.
Equipamiento cerrado
Por los 25.835 euros que cuesta, el Altea FR ofrece un equipamiento muy interesante. Además de las llantas de 17 pulgadas, el ABS, el ESP y el control de tracción, también hay ocho airbags, ayuda a la frenada de emergencia, control de crucero y sensor de iluminación.
Además, la dotación de confort dispone de climatizador dual, ordenador de viaje, volante regulable en altura y profundidad y equipo de sonido con radio, CD y mandos en el volante.
Si se quiere mejorar el equipamiento, Seat ofrece, entre otras cosas, el sistema de navegación por satélite, teléfono por Bluetooth, cargador de discos, faros bi-xenón, airbags laterales en las plazas traseras y techo practicable eléctrico.
Equipamiento (http://motor.terra.es/motor/contactos/equipamiento.cfm?id=MOT29108&id_version=17127)
Doble salida de escape cromada
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Logo FR, Formula Racing, en los relojes
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Los asientos dejan claro lo deportivos que son
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