Cinco Californias, un Multivan y un Transporter, todos ellos con tracción total, acompañaron a un equipo de ciclistas a través del continente americano, para reclamar la atención pública por la lucha contra el SIDA

Misión cumplida. El equipo de Joachim Franz, formado por seis ciclistas y 19 colaboradores, ya ha completado la carretera más larga del mundo, la Panamericana. Un total de 30.000 kilómetros en bicicleta bajo condiciones extremas, para ayudar a los niños de la calle del continente americano y por la lucha contra el sida. El pasado día 19 de septiembre, 39 días después de que el equipo partiera de Deadhorse (Alaska), alcanzaron Ushuaia, la ciudad situada más al sur del continente americano, recorriendo unos 700 kilómetros diarios.

En su viaje a través de 13 países diferentes, el equipo ha tenido que cruzar diferentes zonas climáticas. De hecho, uno de sus principales enemigos al iniciar la aventura fue el tiempo, que se mostró impredecible en todo momento. Por ejemplo, en Alaska las temperaturas alcanzaron los treinta grados pero en el sur de Canadá tuvieron que sufrir heladas nocturnas. Otra dificultad añadida de la ruta fueron las carreteras de grava de Alaska, llenas de baches, que llenaron de polvo y piedras a los seis ciclistas y al convoy de Volkswagen Vehículos Comerciales y T5 4Motion que los acompañaba. Estos vehículos estaban modificados especialmente para esta expedición: protectores de bajos, suspensión elevada, cajas de cambios modificadas, neumáticos especiales, etcétera, de manera que estuvieran preparados para afrontar las condiciones más extremas de la ruta.

Los vehículos de apoyo tenían funciones bien definidas. El Transporter era el responsable de adelantarse al resto de la expedición para comprobar el estado de la ruta, preparar conferencias de prensa, comprobar el paso de fronteras y establecer los campamentos base. Una vez concluido su trabajo, volvía con el grupo para informar a los ciclistas. Por su parte, el California 4Motion actuaba de escolta de los ciclistas, siempre rodando en paralelo o por detrás de éstos para protegerlos del tráfico. Esta no era una tarea fácil, ya que los ciclistas necesitaban, muy a menudo, un permiso especial para circular por autopistas y en determinados segmentos de subida de puertos la velocidad no superaba la del paso de un peatón.

El resto de Californias estaban en el campamento base de los ciclistas. El área de descanso de estos vehículos tenía un doble uso de cama y zona de masajes, compartido entre cuatro miembros de la tripulación. Este vehículo también dispone de cocina y lugar de almacenaje, tanto de objetos como de comida, ya que también incorpora una nevera. Por su parte, el Multivan 4Motion hacía funciones de autobús de prensa y disponía de una conexión satélite. Un fotógrafo, un cámara, y varios periodistas seguían la prueba en su día a día. Se hicieron un total de 16 conferencias de prensa y se consiguió una gran respuesta por parte de la prensa nacional de cada uno de los países atravesados.

El equipo de ciclistas y de conductores se organizaba en turnos de dos horas para realizar el recorrido ininterrumpidamente, sin días de descanso ni pausas.

Toda la expedición ha tenido una gran acogida a lo largo del recorrido y las reacciones de la gente han ayudado a superar los problemas que han ido surgiendo: los lugareños hablaban con el equipo en las estaciones de servicio, algunos incluso los invitaban a sus casas o les traían bocadillos. A las montañas y los bosques de Alaska y Canadá, les siguieron las anchas praderas de Montana y Idaho. A través de la reserva Navajo del Gran Cañón y Fénix, pasando por las elevadas temperaturas, de hasta 45 grados, del desierto de Arizona. En México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, el convoy fue escoltado día y noche por la policía. Este ha sido un viaje de contrastes: jungla, naturaleza salvaje, pobre za y grandes mansiones, hoteles de lujo y palacios de cristal, siempre expuestos a las condiciones climatológicas más diversas. Por ejemplo, en las montañas del noroeste de Guadalajara una tormenta causó una inundación inesperada que transformó las carreteras en ríos. Corrimientos de tierra, rocas, árboles y ramas bloquearon el camino pero eso no fue un problema definitivo para los ciclistas y los vehículos 4Motion con suspensión elevada.

En aquella ocasión, Joaquim Franz casi fue alcanzado por un rayo: "No soy una persona muy nerviosa", comentó, " pero se me fue un latido del corazón cuando vi como el rayo caía a tan solo dos metros de mí". "¡Problemas de este tipo no nos pararán!", afirmó Dirk Schuchard, jefe de la expedición, que añadió "¡Y tampoco nos pararán las ruedas desinfladas, tanto las de los coches, como las de las bicicletas, que explotaron por el calor!". A pesar de estas adversidades, el equipo consiguió llegar a tiempo al vuelo en la terminal de carga del Aeropuerto de Panamá. Los siete vehículos y el equipaje fueron rápidamente preparados para trasladarse hasta Quito. En ese punto, todo el equipo ya había recorrido 12.500 kilómetros. En la capital de Ecuador se produjo un cambio de rutina, ya que se permitió a los 25 miembros del equipo pasar la noche en un hotel. Este descanso fue un momento estratégico clave en el viaje ya que mediante este vuelo se dejó atrás el Columbia.

Un total de 11.000 kilómetros hasta llegar a Tierra de Fuego, cruzando los Andes, con altitudes superiores a 3.000 metros fueron el siguiente obstáculo a superar. Gélidas temperaturas, vientos huracanados y continuas reparaciones de ruedas debido al mal estado de las carreteras de tierra, fueron la rutina de los últimos días de esta expedición. Pero nada de todo esto les impidió alcanzar su objetivo y disfrutar de los fantásticos paisajes de Ushuaia.

La evolución de la prueba jornada a jornada, así como información adicional de esta aventura, se puede consultar en la web del equipo de Joachim Franz (http://www.joachim-franz.com)